Con menos horas de sol en invierno nuestro cuerpo se resiente. Especialmente la falta de vitamina D necesaria a nuestra salud, cuyo aporte se debe en gran parte a los efectos de los rayos ultra violetas del sol. ¿Cuáles son las consecuencias de la carencia de vitamina D y cómo remediarlo?
¿Qué es la
vitamina D y para qué sirve?
La vitamina D es una vitamina
liposoluble, es decir soluble en grasas e interviene en la absorción del
calcio, del fósforo y del magnesio por parte de nuestro organismo. Permite
a nuestros intestinos y a nuestros riñones absorber estos elementos y ayuda a
la fijación del calcio en los huesos, los dientes y refuerza las defensas
inmunitarias. Esta vitamina es necesaria para la buena salud de nuestros
huesos. Los principales medios para sintetizar la vitamina D en nuestro
organismo son la exposición solar y en menor medida, la alimentación.
Es pues un elemento imprescindible para evitar el raquitismo (en
niños) y la osteoporosis (en adultos). Estas dos enfermedades se
caracterizan por una descalcificación ósea, es decir una debilitación de
los huesos. Se recomienda un aporte suplementario de esta vitamina en niños y
personas mayores que necesitan fortalecer sus huesos.
¿Estamos
faltos de vitamina D?
En los meses de invierno nuestra tasa de vitamina D es más baja debido
al acortamiento de los días que reduce al mínimo nuestra exposición a luz solar, por los
que podemos llegar a sentir determinados efectos como fatiga, dolores
musculares o estados anímicos bajos. Los sujetos con más riesgo son las
personas mayores y los niños pero también toda persona que pasa su día
trabajando en interiores y sale del trabajo ya de noche.
¿Cómo
remediar este déficit de vitamina D en invierno?
Para paliar esta carencia de vitamina D, existen varios remedios. Con
menos horas de luz solar, tendremos que activar la síntesis de esta vitamina de
otra manera, una de las más eficaces es la alimentación. Para compensar esa
falta, tendremos que favorecer la ingestión de alimentos ricos en esta vitamina.
Mantequilla, pescados grasos (o azul), aceite de hígado (de bacalao) entre
otros aportan cierta cantidad de esta vitamina pero es bastante complicado
alcanzar el aporte diario recomendado. En los meses invernales se recomienda
compensar este déficit de aporte vitamínico con complementos alimenticios.
Estos complementos vitamínicos son ideales
para paliar la carencia de vitamina D y se pueden tomar en forma de cura
estacional varias veces al año con el fin de evitar la disminución de esta
vitamina en nuestro organismo.
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