domingo, 1 de septiembre de 2013

La piel después del verano

La piel después de las vacaciones de verano 


La piel y el sol

Para mantener durante más tiempo el moreno veraniego, es importante cuidar nuestra piel y reparar los daños ocasionados por las largas horas de exposición solar, la sal, el cloro, el viento, el calor….

Con unos sencillos gestos evitaremos o al menos retrasaremos el envejecimiento prematuro de nuestra piel y conservaremos por más tiempo ese bronceado tan favorecedor para seguir con un ¡buen ánimo imprescindible para la rentrée!

La acción del sol en nuestra piel provoca la aparición de radicales libres en el seno de las células cutáneas. La primera medida que deberemos tomar será « alimentar » e hidratar nuestra piel y evitar agredirla con productos de higiene inadecuados, jabones desecantes, agua demasiada caliente…


Nuestra piel y el sol
Cómo actúan los rayos solares en nuestra piel
La piel es un órgano vivo, el más grande de nuestro cuerpo y juega un papel esencial en el organismo, siendo una de sus principales funciones proteger nuestro cuerpo de agresiones externas, en particular del sol. Se compone de tres capas: epidermis, dermis e hipodermis.
La epidermis es la capa superior que nos protege de la radiación ultravioleta produciendo la melanina, pigmento que da el color a nuestra piel. A pesar de su capacidad de autoprotección la piel necesita reforzar sus defensas frente al sol y es ahí donde entran los cosméticos de protección solar que vienen a complementar la barrera natural.
Para mantener la elasticidad y la resistencia de nuestra piel, las células especializadas de la dermis producen el colágeno que confiere resistencia a las tensiones y tracciones y la elastina que permite que la piel se estire y retome su aspecto sin deformarse. La piel es un tejido rico en colágeno y en elastina y está compuesta por un 80% de agua. La deshidratación es uno de los factores más importantes en la aparición de las arrugas.
Cuando no están sometidas a un exceso de sol, las tres capas de la piel tienen un contenido hídrico adecuado. Pero este contenido de agua disminuye con la exposición solar. La piel pierde su elasticidad y turgencia, incluso el tono bronceado tan favorecedor pierde brillo y se vuelve mate.  
El envejecimiento cutáneo es un proceso natural que se ve acelerado con la exposición a sol sin embargo podemos limitar y retrasar sus consecuencias siguiendo unos sencillos trucos detallados en el próximo artículo……










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